martes, 27 de noviembre de 2012

Después de amar



Bésame después de amar, en el cuándo que susurra desnudo en las pasiones calmadas, en el siempre que late perpetuo engendrado en nosotros. Ponte el alma en los labios y clava un beso en los labios de mi alma. Hazme habitar en el confín de lo eterno, en el sentir imposible que se convierte en posible cuando se viven los sueños, cuando los recuerdos no existen, y cuando el tiempo muere de tiempo, porque el ahora nacido nace, cada vez más bello. 

Bésame después de amarme, en el silencio sincero que acaricia a las palabras calladas, en la mirada tatuada que brota de la piel de los adentros. Olvida y hazme olvidar lo que significa nunca, lo que significa olvido. Dame el cariño inocente del miedo de un primer beso, la pasión desenfrenada del deseo del siguiente y hasta el desgarro sincero que lleva el último de ellos. Quiero sentir todo y nada, quiero no echarte de menos.

Bésame después de amarme, y si después de hacerlo no sientes lo que yo siento, será que no me has amado, que solo hemos sido cuerpos.  






lunes, 12 de noviembre de 2012

HERMÉTICA


Tan solo tres segundos fueron necesarios para quedarme prendada de los gestos de tus manos




Vengo a decirte que el tiempo que ya llevamos perdido, es solo un punto pequeño en el cielo del olvido. Que todo el daño que tengo y lo que hemos sufrido, tiene que servir de algo, para que hayas aprendido. Que como yo a veces sueño, nadie ha soñado contigo. Que como te echo de menos, no hay en el mundo un castigo




Me resultaba tan romántica esa forma de estar mirándonos… fue tan extraño que estaremos mucho tiempo imaginándonos. ¿Cómo he podido echarte de menos todos estos días si aun estamos en proceso de saber de nuestras vidas? 




Y ahora tenemos toda la vida por delante, el tiempo está de nuestra parte, trasladémonos a nuestra dimensión





Pequeña de las dudas infinitas, aquí estaré esperando mientras viva. No dejes que todo esto quede en nada porque ahora estés asustada




Vengo a decir que lo siento, aunque no tenga un motivo. Para que cuando estés sola, sientas que a tu lado sigo. Para que sientas que tienes siempre a tu lado una amiga. Porque no quiero perderte, no quiero ser yo la perdida




Quisiera no ser tan hermética, ¿sabes? Dejarme de misterios y enigmas. Pasemos de una vez a lo básico, a lo visceral y práctico 



                                 

El impacto se hará encuentro. Y el encuentro será eterno. Buscaremos juntas el centro, crearemos desde la nada el universo… 

                         


Búscame un sitio, encuéntrame un rato. Yo abro los brazos, llego volando como un avión. Se desliza entre mis dedos, ahora no tenemos miedo, somos el elemento que se funde en el contacto de los cuerpos





domingo, 20 de mayo de 2012

M A D R I D


RAINBOW








Somewhere over the rainbow, skies are blue, and the dreams that you dare to dream, really do come true.




THE SKY



Each shade of blue is kept in our eyes, keep blowing

 and lighting, because we own the sky.






ROSES






Life is a garden of roses, roses just wither and die.








lunes, 9 de abril de 2012

La vida se te escapa mientras alguien como cruel enemigo escucha tu verdad


¿Esperáis que diga algo? ¿Realmente a alguien le interesa saber cómo me siento? Igual si hablo ahora no lloráis de la alegría ni la emoción, no os alegraréis por mí, ni por cómo estoy. ¿Qué pienso? Creo que está claro, ya no me cabe duda que en esta puta vida ninguna historia, por bonita y maravillosa que sea en algún punto de su trayectoria, prescinde de final. Y lo que lamento de corazón es que este nunca sea feliz, que siempre haya alguien que padezca y sufra el límite de esa historia que un día, felizmente encarnó.

Nuevamente me reitero, no hay mejor medio de madurez como la vida misma, esta que te enseña día tras día y te pone a prueba sin fecha preestablecida, cuando menos lo esperas. Es entonces cuando nos deja en carne viva frente un suceso sin aparente solución, donde nos otorga la libertad de responder y actuar como nos venga en gana. En cierto modo, todos somos libres y dueños de los pasos que tomamos, del camino que emprendemos y vamos dejando atrás. Es entonces cuando vamos dando nuestras respuestas, cuando nos orientamos en base a nuestra experiencia vivida, a los errores y aciertos que cometimos en el pasado. Así pues, de nuestros hechos, de nuestras palabras y nuestros gestos, nadie más que uno mismo ha de hacerse responsable.

Ahora mismo, más relajada y sin amenaza alguna, veo como la vida me ha estado examinando continuamente en los últimos meses, y en parte lo agradezco, pues a pesar de la presión que algunos instantes me causaron, ahora veo como siempre fue algo positivo para mí, veo como con el tiempo crezco y me enriquezco de experiencia, y no hay cosa que me alegre más que el saber que jamás volveré a cometer errores que me marcaron, como pudiese ser el hablar de un futuro junto a ti. 

También aprendí de todo esto que ya no se puede cambiar nada, que cuando un grifo emana agua sin parar, siempre habrá una primera gota en colmar el límite del vaso,  que mis ganas ya no merecen perder su tiempo en rayadas, mucho menos en cambiar a gente incoherente, cerrada de mente y cargada de imperfecciones, en buscar a esa tal alma gemela que solo existe cuando dotamos a nuestra mente de poder crear falsas ilusiones. 

Ya no puedo sanar el pinchazo de aquella espina que me clavaron hace un tiempo, dejó de adentrarse lentamente, dejó de causarme una molestia llevadera; pasó a rematar con un golpe seco la herida. Todo tiene su fin, la espina se agotó como la tinta que usé para escribir aquellas cartas.

No me cansaré de pedir perdón, de decir un lo siento siempre que deba hacerlo, nadie mejor que yo sabe que no soy perfecta, que en mi ser abundan un sinfín de desaciertos. Pero si algo me cataloga de un poco sabia es el saber rectificar, el saber optimizarme constantemente como persona.

Yo ahora mismo creo notar un mal sentimiento, algo similar al odio que acabó por encerrarse en mi interior, algo que me fue inevitable frenar y llevó a mi cuerpo a explotar, a derrochar todas esas ganas de empezar, de sentir, de entregar más de mí.

Y no es sentir algo así lo que produce mi malestar, sino el saber que nadie lo puede calmar, que se me agotaron las pocas reservas que tenía, que se fueron de golpe y con traición, dejándome aquí sola sin apoyo y dar ni una explicación.
 ¿Por qué escribo esto? Creo que sobran las explicaciones, solo así logro desahogarme del peso que me controla, y eso que mis ojos ya no lloran, están completamente secos, inmunizados del corazón.

Aún así, conservo dudas en mente, preguntas sin resolver. Pero no tengo prisa, bien sé que algún día la vida me las hará saber… quizás sea verdad o quizás sea mentira, pero pienso, miro y analizo mi pasado y alrededores y yo ya no sé qué creer. Ahora bien, lo que ya aprendí es que el amor verdadero no existe, y cada vez me incitan más a reafirmarlo, a ser tajante en mis palabras. Es por ello que mi mayor pregunta es por qué alguna vez fui tan tonta de creer en él.
Esta vez concluí muchísimas cosas, una de ellas es que pudo haberlo, pero nada de esto tuvo un final feliz. Me despido diciendo que harta estoy de cometer actos sentidos que otros clasifican como errores, estoy aburrida de saber que ninguno de mis actos ha sido jamás intencionado, que ninguno tuvo como efecto amargar y chafar algo bueno y, en cambio, se me juzga de este modo. Todas mis conductas son premeditadas,  siempre cuentan con un conocimiento previo de sus posibles consecuencias; y es sabiendo esto cuando muchas palabras y prejuicios que a mis oídos llegaban los hago comparar con otros tantos comportamientos y detalles de los que tanto hablaban y… realmente me es inevitable no sentir lo que siento. Estoy muy harta de moverme de un lado a otro y sentir que en verdad estoy en el mismo lugar. Estoy muy cansada de la crueldad de las personas, de su egoísmo e hipocresía. Estoy aburrida de luchar día tras día para no respirar un aire tan contaminado.

Es una lástima ser tan consciente de una realidad inmutable, saber que las promesas al fin y al cabo siempre son mentiras, que el silencio te escucha, que el tiempo nos pasa factura y después nos olvida y, que una vida prevista de paraíso sea al fin una continua lucha.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Vivo tachando los días del calendario

Cuando un mar de dudas, de pensamientos y de ideas pasan por mi mente sin tener un fin, sin saber a dónde ir, me veo ante dos únicas posibilidades: ignorarlos y seguir como si nada hubiese pasado, o bien afrontarlos y empezar a escribir.


Hay momentos en los que desoír las inquietudes no lleva a nada, y más aún si estas inquietudes tienen una importante relevancia en tu vida, cuando no son insignificantes.

Son sentimientos tan opuestos los que me albergan, que ya no sé cómo lograr la estabilidad emocional. No puedo vivir en una montaña rusa permanente. No puedo someterme a estados anímicos tan cambiantes, ni mucho menos puedo contener mi rabia al ver que todo es tan difícil de llevar.

Estoy cansada, estoy harta de la rutina. Me vendría bien ir más allá, abrir mis alas y despegar a otro lugar, lo único que querría sería descansar sola en un país parecido al de nunca jamás… De día estoy bien, les tengo a ellos, a los que mantienen mi alma vivía, los que hacen a mi corazón latir. Pero, ¿qué pasa cuando el sol se va? Entonces es cuando nada me llena, me quedo totalmente a oscuras y tras pensar y pensar, tras traducir todo mi interior, solo llego a ver que estoy perdida en un hondo mar de dudas. Miro tu reflejo ¿Qué veo? No lo sé. Dime quién eres, y después pregúntame quién soy yo. Ni siquiera sabes si te conoces… Y no creas que tengo intención de parar, no soy cobarde, no me rindo, y voy a saber que hay al otro lado del espejo, cueste lo que cueste. Aquí me tienes, con mi cabeza llena de mil paranoias entre cuatro paredes, intentando imaginarte y concluir por ti qué es lo que quieres.

Cuando la inspiración me llama, solo queda pensar y escribir como en un diario personal. Todo lo que hago es destapar sentimientos, desnudar el alma y exhibirla finalmente, porque sólo cuando escribo consigo sentirme viva y explayarme a palabras.
No preguntes qué pasa, solo entiende que estoy cansada de la misma historia cada día, estoy exhausta de que la vida se caracterice por su monótona rutina, harta de tantas ralladas, de tantos fallos. Estoy cansada ya, agotada de subir peldaños.
Me desquicia pensar en cómo desaparece a lo lejos mi silueta, en lo borrosa que la deben ver tus ojos, al igual que los recuerdos del ayer. Cuando parece que rozo el equilibrio, que casi todo tengo en mano, por la espalda me señalan los que ayer llamé hermanos. Aún así, sigo pensando y creo que prefiero sufrir a que todo me empiece a ser tan indiferente que ni haya ganas de suspirar, de gritar, de quererte. Son páginas en blanco, y no quiero irme a otro capítulo.
Sólo y pese a todo, hay que avanzar sin miedo a hacer el ridículo. Por ello sigo buscándote, sigo luchando por tu querer. Ahora solo me valgo del corazón, de un boli y un papel, parece ser que ellos son mi única razón.

Quiero hacerte ver que lentamente, si no eres fuerte te mueres por dentro, niegas cualquier ayuda durante los decisivos momentos, ayuda de alguien que mira por tu exclusivo bien. Supongo que será la debilidad la que te ciegue, la que te prive de ver las buenas intenciones.

Yo te diré que, día tras día, siento una nueva espina clavada en el corazón cada vez que la sonrisa se va de tu cara, cada vez que ambas vemos como se espaca y todo lo que puedo hacer no sirve de nada, cuando el llanto se ahoga en tu almohada. Y aún más dolor siento cuando pienso que por mí ya no podrías creer en el amor, que para ti ese concepto ya  no es real. No quiero que cuanto más pase el tiempo, más vayas borrando de tu cabeza que puede existir lo perfecto.

Pienso que uno ojos jamás deben ver lo que les gustaría ver, pues así solo se niega el sentimiento que un corazón engañado debería sentir. Las cosas son como son, no se puede pedir más allá de una realidad. Soy muy consciente de lo mal que está el mundo, y mi impotencia al sentir que no puedo hacer nada toca fondo; también me da pena que se inventen guerras por chorradas, que se generen discusiones pudiendo crear amor.

Hay días que no soy persona y a solas trato de esconder las lágrimas que más tarde caen lentamente sobre la tinta de estas páginas. Muchas veces me he cansado de la vida, pero aquí sigo, porque son las cosas de la vida las que te llevan a un destino, las que te guían por un camino largo de experiencias y enseñanzas por corto que parezca.

Me da igual que digas que eres débil, siempre llegan en la vida situaciones que requieren fortaleza y, todos disponemos de este valor. Ambas sabemos que hay muchos motivos por los que no vale la pena desahogarse en un infinito letargo. Ambas debemos saber que hay cosas que piden a gritos seguir adelante. Lo comprendo, y estoy despierta, sufro descalza en el mismo camino que tú estás, lo empezamos juntas, ¿recuerdas?  Pero aunque ahora la cuesta solo sea hacia arriba, si de algo estoy segura es que en esta vida no todo es sufrir.

Está claro que es impulsivo no pensar en lo bonito cuando sólo sientes dolor. Por eso todos hemos pensado alguna vez que ojalá se pudiese vivir en un sueño para siempre, donde sólo ocurriera lo que desease la mente… pero no es así, por suerte o por desgracia, estamos sometidos a un corazón que nos domina.


Vivo mentalizada de que toda historia tiene un antes, un durante y un después. En este largo trayecto habrá numerosos momentos de desagrado, de dolor, de desilusiones y de enfados, pero me reitero a lo mismo… solo la firmeza nos mantiene en pie.


¿El motivo de esta carta? Es bien claro. Creo que sabrás que en mi vida no ocupo ni la palma de una mano al pensar en las personas que me inspiran para escribir, para decir todo tal y como lo siento. Pocas personas logran llegar y tocar fondo en este corazón de piedra de una forma tan intensa. Lo creas o no, tú lo has hecho. Vivo sin ti y siento que falta un pilar fundamental en mi vida, no me preguntes el por qué, pero quiero contarte que mi mundo sin ti no es el mismo, que me acostumbré a quererte.


Prefiero pensar que hablas en caliente al decirme que no me importas, que me das asco, que te he reemplazado como a un muñeco… prefiero pensar que no lo sientes así, porque no sabes cuánto me duele. Sufro al creer que tienes una percepción de mis sentimientos plenamente contraria a la que de verdad siento.

Mi apariencia puede mostrar cierta indiferencia, quizás porque dispongo de una compostura que me mantiene en simulada fortaleza, pero ya no aguanto más, en serio… necesito decirte que esta situación me hace pequeña y frágil, que aunque no lo parezca, lo estoy pasando muy mal, y no dejo de pensarte, porque no hay cosa que ahora mismo me importe más que tú. Yo acataré cualquier decisión que tú quieras tomar, es más, no creo que esté bien obligarte a nada y mucho menos manipular tus sentimientos a mi gusto, pero no sin antes remover cielo y tierra para convencerte de lo que llevo dentro.

Aunque tengas claro que quieres pasar página y dejar los últimos meses vividos en un recuerdo, yo necesito aclararte de la forma que me sea posible que nunca se me habría pasado por la cabeza hacerte daño, generarte un dolor tan gratuito… y mucho menos dar por terminada en este punto nuestra historia. No quiero.
Espero que seas consciente de que siempre he tratado de hacer las cosas lo mejor posible, sincerarme siempre que he considerado oportuno y cuidar mis palabras a la hora de hablarte, porque tú sí te mereces mi delicadeza y lealtad. Pero bueno, está claro que tendría que cambiar miles de cosas para ser perfecta, y que a pesar de las buenas intenciones, no siempre el fin es el que esperamos.

¿Y sabes algo más? Lo peor de todo es que te entiendo, y puedo comprender perfectamente cómo te sientes, empatizo contigo como no lo hice con nadie antes… y no puedo dejar que esto siga así. No me pidas un remedio porque no lo tengo, tampoco creo que tú lo sepas, pero si estoy totalmente segura de que este no es el modo, cada día siento como nos vamos haciendo más daño, y no es merecido. Yo jamás he dudado de mi querer. Y por si tú lo hiciste en ciertas ocasiones, te diré que te quiero muchísimo, como he querido y quiero a pocas personas, porque te quiero de un modo especial que sólo tú te has ganado. También te diré que te echo de menos, que ahora más que nunca puedo darme cuenta de lo importante que eres en mi vida… y que todo esto, visto desde otros ojos, podría hacernos mucho más grandes, créeme.

Sólo necesito que me tiendas la mano y me dejes caminar contigo para mostrarte lo que siempre tuve reservado para ti.    




lunes, 30 de enero de 2012

Difícil de explicar, fácil de sentir

Para alguna persona era conocida como la heladora, pues le dijeron una vez que sus ojos tenían un matiz similar a los glaciares. Ella se empeñaba en asemejar su corazón a su mirada, quería helar todo aquello que desprendiese un calor abrumador capaz de excitarla, pero no se dio cuenta hasta varios tropiezos que jamás sería capaz de guardar bajo llave algo que latiese con semejante fuerza apabullante. Se empeñó en condenarlo, en no dejarle salir, incluso en camuflarlo dirían algunos. Ella misma quiso negar el fuego que ardía en su interior, pero hasta que no pasó un tiempo, ella no supo ver que nada podrá luchar jamás con la fuerza de un corazón. Que ni la más resistente de entre todas las cajas metálicas dispuestas a abominarlo, sería capaz de combatir contra el vigor de un alma apasionada.



sábado, 21 de enero de 2012

Suéltame las riendas. Quítame la respiración

  Llevaba días pensando qué podía hacer para recuperarla, pero nada se le pasaba por la cabeza. Se paseaba por aquel parque en el que siempre quedaban a ver la vida pasar. Recuerda cuando pasaban juntos horas y horas tirados en aquel césped frente al estanque, contemplando aquel cielo completamente azul que a ella tanto le gustaba, juntos, fundiéndose en besos y abrazos. Recuerda sus sonrisas, sus ganas de vivir, todos los planes que tenían en mente... Y eso le enloquecía. Y allí se pasaba, día tras día, sentado en su banco recordando momentos. Hasta que un día, viniendo de comprar un café para almorzar, se dirigía a ese parque, igual de pensativo que siempre, hasta que de pronto la vio. Como siempre, guapísima. Su pelo rubio, sus ojos azules... pero había algo diferente en ella. ¿Y su sonrisa? ¿Dónde la había metido? ¿Qué había hecho con esos dientes perfectamente colocados que le cautivaban? Estaba claro que sufría, o que por lo menos no tenía tantas ganas de sonreír como antes.
 
"Se acabó. Lo prometido es deuda. Tengo que intentarlo, al menos una vez más."
 
Se acercó a aquel banco donde estaba sentada. Tenía la mirada perdida, parecía estar inmersa en otro mundo donde todas sus preocupaciones se apoderaban de su mente.  Aquella chica giró la cabeza y le vio. Tan perfecto como siempre.
 
- Hola… -Dijo él sentándose a su lado.

Ella pareció quedar asombrada, aunque el brillo de sus ojos, después de tantos meses sin aparecer dejo paso a un leve pinchazo en el corazón que le hizo sentir alivio e ilusión, incertidumbre y sobre todo, muchas ganas de volver a escucharle hablar.

- ¿Qué tal todo?
 
- Bien, bien...
 
- Perdón por haber estado tanto tiempo desaparecida, es que he estado un poco liada y...
 
- Shh, calla. Escúchame, por favor.
Ella asintió. Tenía que escucharle, se lo merecía.
 
- ¿Te acuerdas de este sitio? Cuando desayunábamos juntos en aquella cafetería de la acera de enfrente, yo un café con leche, tú un par de tostadas, siempre fiel a la mermelada de melocotón..., y luego nos sentábamos en este banco, parecía estar reservado para nosotros, siempre nos esperaba. Podíamos pasarnos mañanas enteras aquí. Sin darnos cuenta de lo que pasaba alrededor. Totalmente solos tú y yo. ¿Lo recuerdas?
 
- Sí...
Asintió ella, cabizbaja pero sin poder evitar una sonrisa que mostraba lo feliz que le hacía recordar esos momentos.
 
- ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Es qué no lo echas de menos? ¿No echas de menos mis manos rozando las tuyas? ¿Y mis labios con sabor a café? ¿O las horas que pasábamos tirados en el césped, como si de niños se tratase? En serio, no quiero que esto forme sólo parte de mi recuerdo... lo necesito para seguir mi día a día, para despertarme cada mañana. Recuerda todos los momentos que hemos pasado juntos, y como siempre digo, pienso en todos los momentos que nos quedan por vivir, en lo que podemos convertirnos… piensa en lo que dice la canción, nuestra canción:
 
"Sonríes un poquito y me vuelves a besar, tu boca con la mía no se puede equivocar. Te digo que te quiero, tú no dices nada más. Tratas de disimular que nos queda algún control..."
 
-... no sigas engañándote, por favor. Quiéreme. Es lo único que te pido.
Ella, con lágrimas en los ojos y con una enorme sonrisa en sus labios, no puedo contenerse más y dijo:
 
- Pero si es lo que hago... cada día, cada hora, cada instante... te quiero, te quiero, te quiero. Ahora más que nunca me he estado dando cuenta de lo mucho que te necesito a mi lado. Pude comprobar que mi felicidad gira en torno a ti, qué verte feliz es mi única razón para sonreír. De verdad, necesito sentir que el destino siempre jugó a nuestro favor… 

En ese preciso instante, aquellos ojos se miraron con tal intensidad, que las palabras se quedaron cortas. Se fundieron en un beso lleno de fortaleza e ilusión. Llevaban demasiado tiempo sin tocar sus labios, y no sabéis las ganas que tenían de hacerlo de nuevo. 



Dime ¿Qué has visto en mi, que me regalas tu verdad y tu cielo?